Las ideas surgen de los sitios más inesperados. Una conversación, una imagen o una canción pueden ser precursoras para la creación de una obra literaria. En Tras el largo invierno la idea surgió viendo un programa de televisión llamado Gold Rush, La fiebre del oro en español, en el que varios equipos compiten entre sí para buscar oro en el valle del río Klondike, en Canadá.
Mientras veía a esos hombres superar calamidades, desgracias y tropiezos, me pregunté por qué no había mujeres. En las últimas temporadas sí se incorporaron algunas, pero no es lo normal ni habitual; ese fue el pistoletazo de salida para que la idea de escribir Tras el largo invierno germinara en mi cabeza.
Como ya te conté aquí, estaba inmersa en un bloqueo bestial que me tenía amargada y con el ánimo por los suelos. Me sentía obligada a escribir una novela que no me salía del corazón ni de la cabeza y, por otra parte, no dejaba de rondarme la idea del #proyectoAlaska a todas horas; no como otras veces, en las que la película se te muestra del tirón, sino como flases. Ni siquiera sabía cómo eran físicamente los protagonistas ni sus nombres, pero, mientras la novela que intentaba escribir se me hacía muy cuesta arriba, el gusanillo por comenzar la documentación de la otra no dejaba de picarme.

La documentación ha sido muy divertida, reconozco que estoy enganchada a la serie y que ver las nueve temporadas del tirón de La fiebre del oro no fue ningún suplicio. Tomé miles de apuntes sobre el proceso de extracción del oro y de la forma de vida de los mineros, pero no quedó ahí, porque quería una protagonista atípica con un trabajo atípico. Por eso ella es ingeniera y trabaja en una plataforma petrolífera; el nivel de documentación que he necesitado para esta novela es parecido al de El secreto de lady Sarah en cuanto a complejidad.
Tras el largo invierno cuenta la historia de Kate, una mujer que ha tenido que forjarse a sí misma y ha conseguido hacerse un hueco en un mundo de hombres. Su ascenso profesional no ha sido fácil, por eso su trabajo lo es todo, más que sus relaciones personales o familiares. Y es que para Kate, los lazos sanguíneos no significan nada si no van acompañados de comprensión, amor y aceptación.

No es una novela romántica como tal porque la relación entre los protagonistas no es el motor de la historia. Me he dado cuenta de que cada vez me apetece más hablar de otras cosas, de la superación, de las decepciones o de cómo la culpabilidad nos hace tomar decisiones que pueden poner nuestro mundo patas arriba.
Tras el largo invierno es un despertar, a la vida, a los sueños, a la ilusión, al amor. No solo hace referencia a que la temporada minera empieza con el deshielo. Pero tendrás que descubrirlo por ti misma. Mientras, te dejo la sinopsis.
Kate sabe muy bien lo que es vivir en una espiral de sueños incumplidos, por eso decidió alejarse del Yukón y de aquellos que debían quererla y protegerla sin fisuras.
Años después, la inesperada muerte de su padre vuelve a enfrentarla a todo lo que dejó atrás, a reabrir heridas que nunca cicatrizaron y a reconocer una verdad que siempre tuvo miedo de admitir.
Decidida a culminar el sueño de su padre y cerrar su pasado de forma definitiva, regresa a un lugar donde el oro es más importante que el honor o la vida.
Me alegro de que hayas superado ese bloqueo y vayas a publicar la novela. El trabajo de un escritor es duro aunque mucha gente piensa que con saber crear frases es suficiente pero detrás hay una gran labor de investigación en muchos casos y por supuesto una historia no se crea de la nada. Te deseo mucha suerte con este proyecto y estaré atenta para cuando salga, leerla y aportar mi granito de arena. Enhorabuena!!!
Muchísimas gracias, Salomé! La verdad es que esta novela ya me ha dado muchas cosas, independientemente del éxito que coseche.