El miedo a escribir



Lo último de ficción que escribí fue a finales de enero, cuando terminé Volver a empezar después de muchos altibajos. Desde que la publiqué en febrero no he parado de hacer cosas, pero ninguna relacionada directamente con sentarme a escribir otra novela. Es verdad que me han llovido los trabajos de corrección y maquetación, tanto ha sido así que incluso he tenido que rechazar manuscritos, y mi tiempo se ha visto absorbido por ellos.


Retomé la lista de suscripción y las entradas del blog. Tal vez parezca que una entrada al mes es poca cosa, pero hay que pensar qué vas a decir, redactarla, poner los enlaces (si los lleva), preparar la cabecera y su difusión en las redes sociales. Vamos, que te puede llevar una mañana entera. Y en cuanto a las news, envío una cada quince días con contenido muy útil para que mis escritores trabajen y tomen conciencia de ciertos aspectos que la mayoría se toman muy a la ligera (lector objetivo, planificación de redes, etc.). Prepararlas también se lleva un buen pedazo de tiempo.

De vez en cuando se presentan otros asuntos, pero que me gusta hacer porque creo que pueden ayudarme de otras formas indirectamente, como son colaborar con otros blogs o plataformas para escritores.

Además, llevo un grupo de Facebook en el que intento compartir contenido útil todos los días e incentivar la participación; mi página  también de Facebook, que programo para que todos los días haya contenido (si no, ya sabemos cómo se las gasta el algoritmo) y mi cuenta de Instagram, incluyendo Stories, para la que debo preparar previamente las fotos y textos que voy subiendo.

Vamos, que no me aburro.

Te preguntarás que cuándo escribo. Y he aquí el meollo del asunto. No escribo. No escribo nada de nada. Y no es porque no tenga ideas o tiempo. Es obvio que mi tiempo se distribuye en muchas actividades, pero soy bastante buena organizándome y podría perfectamente sacar un rato al día. 

Me he dado cuenta de que cuando tacho una tarea de mi lista, añado otra nueva, así siempre estoy ocupada. Así siempre tengo la excusa de que no tengo tiempo para escribir.

Me escudo en mis muchos quehaceres para convencerme a mí misma de que si no escribo no es porque no quiera, sino porque no tengo tiempo. O estoy cansada, o me escuecen los ojos, o mis hijos me reclaman, o un millón de excusas que en mi fuero interno sé que lo son.

No sé si es desmotivación, síndrome del impostor o miedo, pero la realidad es que he dejado de escribir y no me importa. Me da pena, pero no me duele como se supone que debería hacerlo, como lo ha hecho otras veces. Se supone que soy escritora, pero una escritora que no escribe no es nada, solo una palabra. Estoy agotada de esperar que llegue mi momento porque es posible que no llegue nunca. No es una queja. Nunca me verás quejarme en público, me parece una tremenda equivocación, solo me apetecía reflexionar en voz alta. 

Entiendo muy bien a las compañeras que se desmotivan porque no alcanzan los resultados que esperan. Hacerse un hueco dentro de la literatura es muy difícil y no perder la sonrisa ni las ganas, mucho más. Si me sigues por las redes, sabrás que siempre intento ser optimista, estoy plenamente convencida de que el esfuerzo y la perseverancia tienen su recompensa, aunque esta tarde en llegarTal vez solo sea cansancio o hartura y este verano nazca de nuevo la ilusión por escribir novela romántica. Ya te lo diré en septiembre.

Por ahora, todavía me queda un mes de julio cargadito, así que la luz al final del túnel queda un poco lejos. En cualquier caso, espero que pases un feliz verano, que descanses mucho, leas mucho y disfrutes mucho.

Nos leemos a la vuelta.



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Consentimiento

6 comentarios en “El miedo a escribir”

  1. Conozco muy bien ese millón de sensaciones, todas malas o peores que nos lleva a dejar de escribir o postergarlo para "más adelante". Para mí se resumen todas en una sola palabra: frustración. Vemos que todo nuestro esfuerzo no termina por brotar y nos lleva a un "para qué". Cuando menos te des cuesta estarás sentada de nuevo escribiendo otra novela. Y las ganas volverán a florecer solas. ¡Ánimo! Y sobre todo no te obligues, entrarías en un estado aún peor.
    Un besazo enorme.

  2. Comprendo lo que quieres decir. En mi caso, necesito mantenerme ocupada escribiendo, aunque sea cualquier cosa. Lo malo es que siempre postergo lo que realmente me gustaría escribir y eso me da una sensación de perdida, como que perdí el tiempo haciendo nada. Todo eso me causa frustración.

  3. Yo siempre he pensado que si uno se dispersa en demasiadas cosas (de muy diversa índole), es difícil centrarse y hacerlas todas al máximo nivel. A lo mejor es porque yo estoy programada para hacer una o dos tareas, como mucho (y si son intelectuales y requieren esfuerzo solo una), probablemente, y por hacer el chiste fácil, sea porque mi neurona no me permite más. Admiro a esas personas que son capaces de hacer de todo, yo no puedo. Por eso mismo, si escribo, escribo (y leo para documentar esa escritura al mismo tiempo), y lo llevo hasta el extremo de no "pensar" en nada más. Si lo hago me disperso y entonces no cumplo. No hago bien ni una cosa ni otra. Por eso me cuesta tanto hacer publicidad a diario, entradas para el blog o veinte cosas más relacionadas con esto, porque de hacerlo (aunque lo haga de tirón y lo programe todo para perderme en mis historias), sé que serían trabajillos de poca monta solo para salir del paso.

    No lo fuerces, cada uno tiene su ritmo de trabajo, y si abarcas mucho y haces otras cosas que también te gustan, acabas relegando la que más esfuerzo requiere.

  4. Tal vez sea eso. Lo he dejado tanto que ponerme de nuevo me está resultando muy frustrante porque no avanzo ni las palabras me salen de forma natural como antes. Supongo que es cuestión de tomárselo con calma y paciencia. He estado muy enfocada en todo lo que rodea a la escritura, en reforzar mi marca personal y en quinientas cosas que estoy empezando a pensar que no son tan importantes o que da igual si al final solo eres una más del montón, así que voy a dejar de hacer muchas de esas cosas y voy a intentar centrarme en lo que importa.
    Muchas gracias, guapetona!

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